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Fronteras cerradas: oxígeno para la industria

Fronteras cerradas: oxígeno para la industria
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En el litoral se consumen más productos uruguayos desde marzo de 2020; la pregunta de los industriales es qué pasará cuando se abran las fronteras.

Tengo bastante trabajo, porque tengo que exportar unos productos al litoral del país”, contaba en broma un empresario hace un par de meses.
Esa frase representa, de forma clara, cómo los industriales uruguayos se han visto afectados de forma positiva tras el cierre de fronteras.

Los comerciantes de los departamentos de Salto y Paysandú también notan este incremento en ventas, que en algunos meses del año pasado llegó a ser superior al 35% si se lo compara con el 2019.

Sin embargo, la apertura de las líneas fronterizas está más cerca que antes y eso plantea el interrogante de qué pasará, dado que la diferencia cambiaria con Argentina es la más grande en 30 años.

Si bien algunos centros comerciales, como el de Salto, están planeando lanzar una campaña de promociones para incentivar al consumo nacional, es sabido que no se compite con los precios argentinos.

Por eso, empresarios están manteniendo reuniones con legisladores para tratar de generar una política de fronteras y mantener el impulso que vienen teniendo desde que comenzó la pandemia.

En entrevista con Café & Negocios, el presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Alfredo Antía, comentó que el cierre de fronteras fue uno de los únicos factores positivos que arrojó la pandemia.

La industria uruguaya se vio beneficiada en mayor número de ventas y eso permitió a muchos empresarios “reconquistar” algunos departamentos del litoral que habían perdido.

Antía enfatizó que todos se preguntan qué pasará cuando las fronteras se vuelvan a abrir, por- que si no se toma ninguna medida, habrá un sector de la industria donde la crisis se agudizará.

“Esto plantea el interrogante de qué sucederá. Sabemos que algunos empresarios están en contacto con legisladores, pero la realidad es que se necesitan medidas concretas”, desarrolló.

En Salto o Paysandú, llegar a tierras argentinas es bastante sencillo. Incluso algunos uruguayos cruzaban no solo para hacer el surtido semanal o mensual, sino que para acceder a otros servicios, como la peluquería, el ser- vice para el auto y materiales de construcción.

El cese de este “contrabando minorista” fue clave para los industriales, porque esos ciudadanos se vieron obligados a con- sumir productos nacionales y el aumento en la demanda se vio rápidamente reflejado.

“Estos departamentos, antes de la pandemia, para nosotros eran inexistentes”, dijo el gerente general de El Trigal y presidente de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali), Juan Pedro Flores.

La llegada del contrabando argentino no solo se veía en el consumo de los habitantes de los departamentos fronterizos, sino también en otros. En ferias o algunos almacenes montevideanos, había productos de la industria nacional que no se vendían, por la presencia de artículos argentinos que se conseguían a menor precio.

Dentro del rubro, el comenta- rio que suele aparecer en charlas informales es cómo se ha llegado a determinados departamentos. El propio Flores comentó que “antes era impensable vender un kilo de galletas en el litoral” y hoy en día es algo que sucede.

“Hay que reconocer que el cierre de fronteras ha dado un respiro. Digamos que antes de la pandemia, ya veníamos directo al CTI, ahora pasamos a intermedio”, ejemplificó Flores en cuanto a cómo esta medida los ha ayudado a sobrevivir.

Esta realidad no significa un aumento drástico en la facturación, pero, si el impulso se sostiene en el tiempo, terminará moviendo la aguja.

Una realidad finita

Desde que esta “bonanza” comenzó, tanto industriales como comerciantes saben que no será por mucho tiempo.

El escenario que surge con más fuerza es que bajará la demanda y muchas empresas entrarán en una crisis más aguda que no tendrá un fin claro. Flores enfatizó que si Uruguay no toma medidas para mejorar la competitividad, será muy difícil paliar los meses posteriores a la reapertura.

El empresario fue claro: “Esto va a ser un tsunami para muchas empresas, no hay mucha vuelta que darle. Nos va a servir más importar productos y ponerles las marcas nuestras que fabricar para vender en el mercado interno”.

Si bien la pandemia parece estar llegando a su fin, las proyecciones aseguran que la crisis económica no terminará junto con la sanitaria. Entonces, en medio de un consumo deprimido, muchos uruguayos elegirán productos argentinos, dado que los consiguen a un menor precio. Esto se ve agudizado de la mano de los costos operativos que tienen los industriales uruguayos. Por fuera del seguro de desempleo parcial que implementó el gobierno, las empresas del sector no han recibido la exoneración de ningún gasto, de acuerdo a lo que contó Flores.

Actualmente, de los 160.000 trabajadores que tiene la industria, 9.500 están en seguro de desempleo, según las cifras del Departamento de Estudios Económicos de la CIU.

“En términos económicos, hoy no sirve producir en Uruguay. Sí en Brasil o Paraguay y después hacer importaciones de los productos”, agregó.

Impulsar lo nacional

Las medidas que se tomen en el mediano plazo serán transcendentales para la industria local. Si bien aún no hay un horizonte claro, los empresarios esperan que pueda impulsarse algún proyecto de ley que mejore la competitividad.
En esta misma línea, Fernando Pache, presidente de F. Pache Industrial SA, comentó que sería vital impulsar el consumo de productos uruguayos.

Para esto, el sector privado deberá trabajar con el público, y así ofrecer medidas concretas que se puedan ver reflejadas en el precio final.

Pache está dentro del sector de la industria alimenticia, y comentó que cuando se empezaron a dar las canastas de alimentos a las familias más vulnerables, hubo un incremento en ventas, y eso permitió llegar a varios departamentos.

El empresario cree que esta sería una buena medida inicial. Es decir, poder mantener la industria nacional con presencia dentro de ese tipo de donaciones. “Que tanto los privados que donen, como el Estado, se vean obligados a comprar productos nacionales para incluir en esas canastas”, explicó.

Asimismo, reconoció que la pandemia generó “un combo interesante”, sobre todo durante los primeros cuatro meses del 2020. En ese entonces, hubo un pico de ventas hacia el litoral del 35%, respecto al mismo período de 2019.

Muchas compañías decidieron no mandar personal a seguro de paro, porque tuvieron que aumentar el ritmo de producción. En ese sentido, el cierre de fronteras terminó siendo un salvavidas para algunos.

Los empresarios coincidieron en que si se logra implementar medidas que mejoren la competitividad en conjunto con iniciativas puntuales que impulsen el consumo de productos uruguayos, el aumento de demanda podrá sostenerse en el tiempo.

“Esto ayudaría a muchas empresas, que verán disminuida la demanda, puedan mantenerse a flote”, aseguró Flores, por su parte.

Pache y Flores consideran que sobre la mesa hay varias cosas que podrían hacerse, sin embargo, el futuro no trae buenas perspectivas para los industriales uruguayos. Al margen de que aún no está claro cuándo se reabrirían las fronteras, es sabido que los productos nacionales no compiten en precio con los argentinos y esta es una de las mayores preocupaciones.

“Un paquete de galletitas surtidas acá no baja de $ 100, en Argentina están a $ 49. ¿Dónde crees que va a comprar la gente cuando todo vuelva a ser como antes?”, ironizó Flores.

A la espera de medidas

El impacto de la medida sanitaria que se implementó desde marzo de 2020 puede dividirse en dos fases.
La primera fue la de los comerciantes de cada departamento, dado que comenzaron a distribuir más productos y por momentos la demanda los desbordó.
La segunda fue la de la industria nacional, ya que los fabrican- tes debieron aumentar su producción, en pos de cumplir con los pedidos que les hacían desde el litoral. “El crecimiento fue realmente muy abrupto. Una especie de explosión”, comentó Ricardo Paulino, presidente del Centro Comercial de Salto.
Si bien este incremento mermó, los números que manejan los socios del centro comercial siguen siendo muy buenos. “Si no estuviese la frontera cerrada en este momento, la verdad no sé qué pasaría. Sería un desastre… No, sería mucho más que un de- sastre”, explicó Paulino.

En Salto se está trabajando a dos puntas. La primera, más a largo plazo, es tratar de generar una política de fronteras trabajando en conjunto con las autoridades nacionales y departamentales. La idea, como dijo Flores, es que se logre mayor competitividad en toda esa zona del Uruguay.

La segunda medida es que el Centro Comercial e Industrial de Salto está preparando a sus socios para lanzar una serie de promociones que incentive a los ciudadanos a consumir dentro del departamento. Si bien Paulino es optimista sobre que esta medida podrá sostenerse durante algunos meses, sabe “que es muy difícil”.

Esto implicará “premios” a aquellos que compren productos de industria nacional. Básicamente, cuanto más consuma la persona, mayor será el descuento en el precio final. “Una especie de premio por elegirnos”, dijo Paulino.

Además de esto no se puede hacer mucho más porque los márgenes que tienen los comercios son muy reducidos. “La gente de la capital a veces no entiende cómo es convivir con esta realidad”, agregó al respecto.

Todos coincidieron en que la idea no es que el puente que comunica ambos países –puente internacional Salto Grande– esté cerrado, sino que todo apunta a generar medidas que mejoren el valor de vida dentro del departamento y, para eso, una reducción en el precio final es clave.

A contrapelo

En Paysandú también se sintió el efecto de las fronteras cerradas. Las distribuidoras comenzaron a pedir más productos a los industriales montevideanos y la pregunta se hacía una y otra vez: “¿A quién le están vendiendo?”.

Con este escenario, en el Centro Comercial e Industrial de Paysandú, decidieron que era momento de ponerle fin a un problema que venía desde hace muchos años. Por eso, están trabajando en un proyecto que genere competitividad y permita mantener las cifras logradas durante estos meses.

Por lo pronto, la mesa directiva del centro comercial se ha reunido con legisladores para presentarles el proyecto. Hasta ahora no han tenido una respuesta concreta, pero no pierden las esperanzas.

“Nos dimos cuenta de que la plata se gasta enfrente”, dijo Juan Martín Della Corte, directivo del centro comercial sanducero. Mientras que otros sectores del país caían en una crisis profunda, los comerciantes de Paysandú tu- vieron más demanda.

Todos los empresarios y directivos de centros comerciales coincidieron en que si logran una medida concreta con efectos positivos, derramaría beneficios para todo el país.

“Los que estamos acá nos damos cuenta de que en el resto del país no se dimensiona lo adversa que es esta convivencia comercial”, explicó Della Corte.
Al contrario que en Salto, los comerciantes sanduceros no planean hacer ningún tipo de campaña o promoción.

En el centro comercial entienden que hay que ir hacia una solución de fondo y, para ello, la presencia del Estado resulta vital.

“Si no hay una solución a medida, donde el Estado tenga parte y trabaje en conjunto con los privados, no nos quedará otra que caernos de rodillas. Y así varios sectores a nivel nacional”, sentenció Della Corte.

Fuente: El Observador

Conoce la campaña de apoyo al comercio local