“Nos preocupa (…) que quedemos como una ciudad fantasma”, afirma directivo del centro empresarial sanducero
“La gente empezó a cruzar todos los días” la frontera porque la diferencia cambiaria con Argentina y el encarecimiento de algunos productos en el mercado interno volvió más conveniente hacerlo; las restricciones a la movilidad por la pandemia habían funcionado como un escudo protector para la actividad comercial de las ciudades del litoral uruguayo.
Con esa realidad, sobre fines de abril los centros comerciales de esa zona del país se reunieron con autoridades locales para transmitir su preocupación por el bajón en las ventas en los distintos rubros que empezó a registrarse tras la Semana de Turismo. Les informaron que la facturación de las distribuidoras de alimentos y artículos para el hogar cayó 17% (en promedio y en comparación con las semanas previas a la de Turismo), y que la baja fue de 37% en las estaciones de servicio y 31% en el caso de las farmacias.
Señalaron que la mayor retracción de las ventas la tuvieron los comercios de Salto y Paysandú porque la distancia con las ciudades argentinas de Colón y Concordia es menor que la que existe entre Fray Bentos y Gualeguaychú, por ejemplo. De hecho, los comerciantes sanduceros y salteños hablan de caídas de 30% y 50% en las ventas de alimentos y combustibles respectivamente, dijo una de las fuentes consultadas por Búsqueda. La “preocupación grande”, añadió, es por la afectación de las fuentes laborales en la zona, algo que está comenzando a producirse para tratar de bajar costos y “subsistir”.
“Con la pandemia y las fronteras cerradas se visualizó el escape impresionante de dinero que tienen estas ciudades limítrofes en condiciones normales”, declaró Carlos Delfino, presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (Cedu), que reúne a los centros comerciales del interior del país. Y explicó: “Cuando se abrieron, como se mantenían exigencias de test negativos de Covid-19, la gente empezó a transitar más, pero ahora que no hay ningún control ni costo adicional estamos peor que antes de la pandemia, porque la diferencia cambiaria con Argentina es mucho mayor y los precios son imbatibles del otro lado”.
La última medición que realizó el Observatorio Económico de la Universidad Católica de Salto, que releva el precio de una canasta de 60 artículos, arrojó que adquirirla en ese departamento era 130,3% más caro que en Concordia. En abril de 2019 el mismo indicador era de 43,1%.
«Es un furor»
La larga fila de autos que en Turismo hicieron los uruguayos para vacacionar en Argentina fue una señal de lo “barato o regalado” que les resulta ese destino a los uruguayos, indicó Felipe Medina, directivo del Centro Comercial de Paysandú.
Actualmente el tráfico de vehículos hacia Colón ronda los 2.500 por día y crece a 3.500 los fines de semana, informó. “Es un furor, la gente se va de tour, carga combustible, va al supermercado ‘El sanducero’ y la estación de servicio que están en la cabecera del puente, al oculista, a la peluquería, al dentista”, relató Medina.
“Todas las medidas que logremos van a ser insuficientes, pero van a amortiguar en algo la caída en las ventas”, dijo el presidente del Centro Comercial de Río Negro, Diego Pérez. Esa gremial es parte de la comisión formada con las organizaciones empresariales similares del litoral para trabajar sobre la problemática.
Esta semana varios directivos se reunieron en Montevideo con representantes nacionales y autoridades del Poder Ejecutivo para insistir con la necesidad de que rija la tasa cero de IVA para los servicios turísticos de hospedaje en las ciudades fronterizas, como se estableció entre el 1º de marzo y el fin de la Semana de Turismo. También plantean que se apruebe un régimen simplificado de importación y con menores costos para los comercios de esas zonas (según la cantidad de empleados) y una tarjeta para consumidores finales residentes para que compren productos de la canasta básica con bonificaciones impositivas. Así lo propone un proyecto de ley impulsado por el senador nacionalista Sergio Botana.
Los centros del litoral valoran que el gobierno haya definido desde el 1º de mayo incrementar (de 24% a 30%) el descuento al Impuesto Específico Interno que se traslada al precio de los combustibles —en las estaciones ubicadas en un radio de 20 kilómetros de distancia con Argentina—, aunque entienden que la diferencia en el surtidor sigue siendo relevante.
Marcelo Tortorella, dueño de una estación de servicio en el centro de Paysandú, dijo que ya en Turismo, a pesar de que la ciudad se llenó de visitantes con la tradicional Semana de la Cerveza, vendió 20% menos de combustible que un año atrás, cuando todavía regían exigencias sanitarias por Covid-19. Esa baja en la facturación continúa porque el litro de nafta sigue estando $ 20 más caro que en Colón. Y apuntó: “Atrás de cargar el tanque se van los demás consumos de súper, tocador, farmacia, gastronomía. Los bares están notando la falta de clientela, porque esto no es contrabando hormiga, esto es la clase media consumidora de Paysandú, con buen poder adquisitivo” que va a gastar al otro lado de la frontera.
Vera Facchin dijo que ese alivio fiscal en los combustibles es una disposición “muy buena, pero con una diferencia cambiaria que es la mayor en 20 años (con Argentina) se necesita un conjunto de medidas” de parte del gobierno, además de mucho trabajo de las empresas y concientización de la sociedad.
Para Delfino, es preciso “desalentar el cruce” de los consumidores con una mayor presencia de personal de la Aduana, por ejemplo, aunque asumió que será difícil lograr una solución. Una delegación del Congreso de Intendentes hizo un planteo similar cuando visitó el martes 3 en la Torre Ejecutiva al presidente Luis Lacalle Pou.
Medina dijo que en el paso de frontera en el puente San Martín los funcionarios empezaron a avisar a quienes cruzan que, por vehículo, se puede pasar cada 15 días con mercadería (hasta cinco kilos por persona), pero dudó de que eso sea efectivo porque las personas consumen en Colón otro tipo de servicios y cargan nafta.
“En pandemia descubrimos que teníamos una ciudad preciosa para trabajar, abrieron peluquerías, clínicas de belleza, ópticas, maxikioscos; ahora todo eso que se fomentó nos preocupa que se pierda y quedemos como una ciudad fantasma”, comentó.
Fuente: Búsqueda / Ana Morales