“Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin ella, todo viento es caricia”, dijo el físico alemán,
Albert Einstein, en su famoso manifiesto escrito en 1947 y sus palabras permanecerán vigentes hasta las próximas generaciones.
La condición humana de reagruparse an-te las dificultades para buscar una salida común ha tenido múltiples experiencias en Paysandú con dispares resultados, no obstante, la voluntad de aunar esfuerzos ha sido constante con el paso de las décadas.
La conformación del Movimiento “Por un Paysandú para todos” fue el resultado de reclamos aislados desde diversos ámbitos sociales que llegaron hasta el entonces intendente Jorge Larrañaga quien resolvió a finales de la década de 1990, encomendar a la Universidad de la República, un completo relevamiento que se presentó a comienzos de la administración de Álvaro Lamas.
“En esos momentos se observaban profundas transformaciones en la industria, se retiraba la remolacha azucarera, las empresas tercerizaban sus áreas y se había genera-do una desocupación relevante en el departamento. No encontrábamos una salida, por lo tanto, solicitó el estudio para obtener estrategias de desarrollo” que profundizaran su mirada en las potencialidades como departamento, recordó el presidente del Centro Comercial, Jorge Ledesma.
“La Universidad entregó el documento en 2000 con una evaluación profunda. El tema era saber quién lo llevaría adelante y para eso, se convocaron a las fuerzas vivas del departamento que posteriormente conformaron el Consejo Económico y Social(CES)” para comenzar a andar, precisó.
El CES diagramó una metodología de trabajo para avalar las decisiones, en tanto se involucraban a distintos sectores de la actividad socioeconómica del departamento, con la presencia de delegados (cooperativas en general, trabajadores, productores de diversos rubros y sector empresarial e industrial junto a la Universidad) que concurrían bimensualmente a un plenario que adoptaba decisiones vinculadas a temas prioritarios. Allí se identificaron 36 delegaturas a la asamblea que adoptaba decisiones y para agilitar su funcionamiento se creó una mesa ejecutiva conformada por siete integrantes que representaban a los sectores. “Uno correspondía a las gremiales de trabajadores y producción, otro empresarial, un sector productivo que agrupaban a las distintas ramas agropecuarias, el sector social que vinculaba a las organizaciones sociales y educativas y el quinto sector que representaba al interior del departamento, los dos restantes correspondían al gobierno departamental”, detalló Ledesma.
La mesa funcionó bajo este sistema hasta que contaron con recursos obtenidos a través del BID para llevar adelante dos proyectos, uno de los cuales fue ejecutado por el Centro Comercial orientado a madera y turismo, en tanto el grupo de reciente formación no contaba con personería jurídica para su ejecución.
El restante se efectuó con financiamiento de la Fundación Interamericana (IAF en inglés), a cargo de la Asociación de Productores de Leche de Paysandú, con destino al sector productivo y rural. Así comenzó a andar el proyecto Paysandú al 2015.
Los proyectos se postularon ante los organismos internacionales de crédito. “Estas instituciones hacen llamados para ayudas económicas, como es el caso del BID que cuenta con un programa de microcréditos denominado BID-Fomin, con determinadas condiciones. En este caso hay que calificar para ser sujeto del aporte. En realidad, el BID tiene una forma de hacerlo y la IAF tiene otra y en ese marco se presentaron ambas iniciativas”, señaló.
Las inversiones
Los sueños eran altos y los recursos se volvían escasos, por lo tanto, la necesidad de demostrar sustentabilidad, ameritaba priorizar las propuestas. “Con esos fondos pretendíamos intervenir en la agroindustria, pero en esos momentos eran de U$S 80.000 y se tornaba complicado para destinarlo a tres áreas. Es así que se optó por madera y turismo. La financiación obtenida por la IAF correspondía a unos U$S 200.000 con destino a la población vulnerable residente en el interior departamental, que logró resultados muy interesantes”, consignó.
En una amplia gama de propuestas, “el sector forestal tuvo un mayor desarrollo, motivados por los inversores privados. En un momento lideró Botnia, cuando comenzó a requerir servicios y producción y así se sumaron Forestal Oriental, Eufores, entre otros”.
En los aspectos referidos al turismo se hizo un trazado del circuito histórico en Guichón, la definición de “senderos”, avistamiento de aves y una evaluación de la estructura existente. “Nos sorprendimos de manera ingrata porque vimos que no estábamos preparados para un completo desarrollo. Aún hoy nos encontramos en esta situación”, reflexionó.
En el área forestal se asignaron recursos incluso para asesorar, fomentar y capacitar a mandos medios de empresas que brindaban servicios al sector. “La consultoría realizada al ingeniero Eduardo Van Hoff nos permitió –en este caso– sorprendernos gratamente porque allí se generaría una determinada cantidad de mano de obra que no estaba en las localidades. Hoy vemos que esa área creció y desarrolló cuantitativamente, con empresas radicadas en la zona y generadoras de mano de obra. Pero, lamentablemente no pudimos continuar”, precisó.
Posteriormente se produjo un cambio en la administración municipal. “El exintendente Julio Pintos estaba convencido que esto traería desarrollo al departamento, de hecho participaba como delegado en el consejo en representación del sector apícola. Sin embargo, tras la crisis económica de 2002,se retacearon recursos para sostener esta estructura que era pequeña. En ese entonces funcionábamos con un gerente y un administrativo”, dijo Ledesma.
El plan continuó avanzando y se obtuvieron recursos de cooperación europea para financiar a esa pequeña estructura y a Paysandú Innova, donde se pretendía que el Consejo y la Agencia tuvieran un mayor protagonismo, “además de apoyar a proyectos vinculados a las nuevas tecnologías, conformando un paquete mayor”.
No obstante, la situación económica se volvió complicada para mantener el nivel de recursos necesarios de funcionamiento, aunque a esa altura ya había obtenido la personería jurídica como Agencia de Desarrollo. “La Agencia debía reportarse a la mesa ejecutiva y ésta al Consejo Económico y Social para otorgarle una mayor transparencia. Sin embargo, se generaban escasos resultados tangibles a los fines del plan estratégico”,añadió.
Tras la conformación de la Agencia de Desarrollo, se lograron fondos para su sostén y comenzaron los intercambios de visiones.
“Algunos opinaban que debía ser autosustentable y para nosotros no era así porque habíamos conocido experiencias en Rafaela, Argentina, además de concurrir a seminarios internacionales. Las instituciones se sostienen por una cuota social que da para cubrir los gastos operativos. Si elevamos las cuotas, se van los socios. Lo mismo ocurre con el sector empresarial, al que se le sustraía una cuota importante de sus ganancias por concepto de impuesto. Entendemos que esos impuestos que se recaudan, deberían estar mejor aprovechados con un retorno a las localidades que tienen una base para llevar adelante estos procesos”, opinó.
Ledesma apunta a un impuesto específico “que ha estado recaudando muchísimo y es el 0,125% que pagamos de nuestros sueldos y lo acumula el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop),anteriormente Junae. Eso significa que ese instituto hoy tiene más de U$S 100 millones de reservas, destinados únicamente a capacitación y a su vez sigue aumentando”.
Según el directivo, “hasta el momento,con esos fondos se pagan sueldos de valores similares a un senador a los integrantes de su directorio. Ahí hay una estructura con fondos mal administrados que deberían volcarse de mejor manera a las localidades. Por eso, no podemos pedirle más recursos a los empresarios para financiar cosas que han perdido potencial, pero esa es una larga discusión que he mantenido con diferentes actores del gobierno y a ninguno logré convencer”. Con el paso de los años los procesos de apoyo se fueron suspendiendo y algunas iniciativas quedaron inconclusas.
Para Ledesma, “estos planes se enmarcan en políticas departamentales, de corte similar a las políticas de Estado, con énfasis en el desarrollo local y bajo el protagonismo de la totalidad de los actores, sin que ninguno tire solo para su lado. Por eso me han visto protestar contra la instalación de las cadenas de grandes superficies y esa es la prueba dela ausencia de un plan estratégico de desarrollo local”.
Explicó que “si entendiéramos como funciona el plan, deberíamos negar el aterrizaje de estos emprendimientos porque nos socava una situación que, si bien no es brillante, se desplaza. Si esto ocurre, cae el empresario con los dramas que se generan si tiene que cerrar, traumas a nivel familiar y pasa de ser alguien reconocido a una persona en dificultades porque no pudo pagar a proveedores ni a trabajadores. Estas cuestiones deben permanecer inmersas en una estrategia de desarrollo local”.
La crisis
Tras el quiebre del sistema financiero con un cambio del gobierno nacional, comenzaron a generarse una serie de oportunidades para Uruguay enmarcado en un proceso decrecimiento. “En este sentido, tengo mi teoría y es que todos aquellos actores que comenzamos a reunirnos para resolver determinadas problemáticas, empiezan atener oportunidades individuales y cada cual se dedica a lo suyo. Con el paso de los años, se produjo un desmembramiento natural de integrantes que eran relevantes para sostener una estructura de estas características ante las mejores condiciones que planteaba el país”, resaltó.
En tal sentido, reiteró su optimismo “en que las instituciones deberían estar fortalecidas en su estructura y sostén económico. Por eso digo que esos recursos del Inefop tendrían que alimentar a algunas de ellas, a los efectos de que puedan procesar información y a su vez, compartir con los diversos actores y gobiernos –nacional y departamental–para encontrar sus estrategias de desarrollo”.
Ledesma aclaró que “en el Centro Comercial generamos y recibimos muchísima información que no contamos con la capacidad de procesamiento para conocer las oportunidades que se pueden presentar o las amenazas y advertir en tiempo y forma a quienes estén expuestos. Estos aspectos deberían estar contenidos en un buen proceso de desarrollo local y en particular insistiré, mientras siga en el Centro Comercial, para tratar de instalar instrumentos que permitan una colaboración con el gobierno que sea. En definitiva, queremos el desarrollo de laslocalidades y de la región”.
Apuntar al crecimiento
Las complicaciones productivas se observan en sectores bastante dispersos y puntuales, que al no obtener la fuerza conjunta de la sociedad, no son atendidos en su magnitud. “Para elaborar este plan, una diversidad de actores sociales le dedicaron horas honorarias y trabajo que no fue aprovechado e incluso recursos humanos. Capacitamos a muchas personas en desarrollo local que no se logró retener ni utilizar el conocimiento adquirido porque tampoco le ofrecíamos una perspectiva de continuidad”, reseñó.
Incluso fue más allá. “Hubo momentos en que directivos de la agencia de desarrollo ponían dinero para cubrir los sueldos de los funcionarios que estaban trabajando porque se aguardaba la liberación de los fondos por parte del gobierno municipal, que después se recuperaron” y reconoció que tales recursos humanos se pueden “volver a juntar porque son buena gente y se encuentran en la localidad. Lo que no veo es la posibilidad de reconstruir un Consejo Económico y Social, en tanto aquello fue un hito generado por una situación particular o de crisis”.
Por su parte, reconoció que mantiene “expectativas de avanzar en determinados sectores, sin objetivos tan ambiciosos y por eso me interesa que las instituciones cuenten con recursos que les permitan procesar la información que generamos o que nos llega de afuera para desarrollar diversas estrategias y así lograr su crecimiento”.
Detalló que “en el trabajo presentado hacia el 2015, el turismo estaba identificado con un buen potencial en el plan estratégico y Paysandú ha crecido muy poco en este aspecto, cuando podría ser muy diferente. El sector lechero progresó en su momento, sin embargo se observó un mayor crecimiento coyuntural. Avanzó la ganadería y surgieron en ese entonces nuevas producciones como los arándanos –evaluados como no tradicionales–, que obtuvo nuevos mercados, pero en la actualidad ha cambiado ese escenario”.
De acuerdo al proyecto inicial, avanzó el transporte carretero aunque resta la inversión en rutas nacionales y otras fuentes de energías alternativas, como la fotovoltaica o eólica de incipiente desarrollo en la región, no figuraban en aquella propuesta. El puerto de Paysandú tomó un fuerte impulso en los últimos años, aunque el dragado del Río Uruguay ha tenido un desarrollo dispar y no hubo avances con el estudio de prefactibilidad de un puerto en Casa Blanca o el Aeropuerto local, de acuerdo al plan. En este rubro, no se analizaba al transporte ferroviario.
“Ahí también se observaron movimientos independientes, en tanto la Comisión Intersectorial pro puerto no participó en el consejo económico y social, salvo la presencia de algunos actores que fueron persistentes. Se apreciaba que el departamento necesitaba un puerto, por eso algunos referentes muy valiosos le dedicaron tiempo y dinero”, recordó.
En el área industrial apareció la producción energética, con algunos ejemplos locales en ese entonces como Azucarlito, la ampliación de la fábrica de combustible y ALUR –que no estaba contemplado– que generará un amplio campo para los pequeños productores. “En la industria se puede hacer mucho, sin pensar en el gran porte, sino en emprendimientos más pequeños”, destacó.
Ledesma detalló que “el sector metal-mecánico tuvo un amplio crecimiento bajo el impulso forestal, tanto por el servicio de tornería, soldadura, mantenimiento en general, como a su vez ha permitido un crecimiento en los rubros barraqueros–particularmente hierros– sin necesidad de un liderazgo específico, sino a raíz de la instalación de empresas que invirtieron y se capacitaron. Ojalá que continúe así porque en estos ámbitos se abonan salarios altos”.
De acuerdo al directivo, “si se lograra un buen desarrollo turístico en el río, también se generaría una industria del mantenimiento de embarcaciones que algo ya se ha hecho en fibra de vidrio, además de las barcazas que llegan al puerto local. Este sector es complejo, en tanto presenta costos de materiales complicados que se obtienen más baratos extrarregión e incluso quienes los tienen, no los venden sino que presentan el producto terminado. Este ámbito puede tener una perspectiva, en la medida en que las demandas sean pequeñas y dedicadas al deporte”, opinó.
En referencia a empresas locales, “el sector alimentario presenta crecimientos en algunas empresas tecnificadas que han logrado una producción para vender fuera del departamento, por ejemplo fábricas de pastas”, sin embargo, detalló la existencia de perjuicios en otros rubros.
“No vemos que el sector textil obtenga mayores oportunidades con su estructura de funcionamiento y operativa para insertarse o lograr mayores ventas en el mercado local porque existe una gran oferta a nivel mundial y con menores valores. En el caso del sector curtiembres, ha estado funcionando por sí mismo”, reseñó.
Paysandú en el mismo nivel
La dirigencia empresarial ha destacado la necesidad de potenciar las ganancias que se obtienen en el departamento. “El Estado invierte en la fábrica de portland y en nuevas producciones que derraman recursos en los comercios, pero si esos recursos se reciclan en Colón o en una cadena de grandes superficies que monopoliza el mercado, se terminan fugando y volvemos a permanecer en los mismos niveles de desarrollo”, insistió.
En tal sentido, calculó que “estamos estancados porque somos la misma cantidad de habitantes desde hace más de treinta años e igual cantidad de empresas aunque hay mayor registro. No hemos crecido como localidad y por lo tanto tenemos el mismo nivel de Producto Bruto Interno, si lo comparamos a nivel nacional. Esa cifra se ha ubicado siempre en el entorno del 5% y hoy, a pesar de las mejoras, sigue siendo el mismo”.
Seguidamente, enumera propuestas orientadas a afianzar el crecimiento local en beneficio de diversos sectores, para optimizar recursos y potenciar el departamento. “Es necesario un mayor valor agregado en la localidad para crecer y que no haya una fuga de cerebros. Para llevarlo adelante, se necesita un liderazgo compartido y el compromiso de trabajar junto a los gobiernos nacional y departamental que definen las líneas de trabajo, además de la Universidad porque representa el conocimiento y a los empresarios que ejecutan. Hay una metodología que aconseja trabajar de esta forma con una articulación públicoprivada. Como ciudad, esperemos capitalizar el crecimiento que se observa a nivel universitario, con la concreción de un polo agroalimentario de gran futuro”, reconoció.
En la actualidad existen “proyectos que se llevan adelante cada cual por su lado, pero no hay una estrategia global de desarrollo local que se dio en un determinado contexto posterior, por eso éramos tan optimistas con el Consejo. Los esfuerzos deben forjarse en instituciones fuertes y el Centro Comercial cuenta con una estructura bastante completa, aunque con recursos escasos”.
Ledesma concluyó en que “hay que tener cuidado con las actitudes rígidas porque nos pueden llevar a conflictos que demoran muchos años en curar. Tenemos ejemplos de líderes de la región que adoptaron posturas que nos llevaron a conflictos con otros países y repercutieron en las localidades”, dijo en referencia a los desencuentros entre Argentina y Uruguay.
Por tanto, cuando se encaran procesos de desarrollo a largo plazo, se corre el riesgo natural y humano del desestímulo ante la posibilidad de un enlentecimiento en las respuestas, pero la persistencia también se transforma en un recurso a atesorar a pesar del paso de los gobiernos.
Fuente: Quinto Día – Diario El Telégrafo